viernes, 22 de enero de 2010

Que injusto que nos metan a la carcel por hacer nuestro trabajo


Actué por mi vida: velador sentenciado

Blanca Carmona
El Diario | 
21-01-2010 | 20:41 | Local |

“Yo no soy el delincuente. Soy un hombre de trabajo, de bien para la sociedad. Yo no tengo ningún delito, no uso drogas, no le debo nada a nadie”, expresó Gregorio Holguín Flores, el velador sentenciado a más de cinco años de prisión por haber disparado contra dos hombres que, armados, ingresaron a robar la desponchadora que estaba bajo su cuidado.

El miércoles pasado la juez de Garantía, Dora Imelda Rodríguez, declaró a Gregorio penalmente responsable del delito de homicidio simple intencional en perjuicio de César Iván Sánchez Corral tras concluir que no se acreditaba el exceso en la legítima defensa.

La juez condenó a Gregorio a cinco años cuatro meses de prisión –sin derecho a la libertad condicional–, así como al pago de más de 44 mil pesos a favor de los hijos del presunto ladrón muerto.

Entrevistado en el Cereso Municipal –donde ayer cumplió ocho meses recluido– Holguín indicó que el 20 de mayo del 2008 accionó una pistola calibre .380 al sentir que su vida estaba en peligro, luego de que César Iván le apuntó con un arma de fuego tras ingresar a la negociación “Desponchadora Arias”, ubicada en la calle Eufemio Zapata número 6571. Lugar que también era su hogar.

“Siento que actué por mi vida, como cualquier ser humano lo hubiera hecho sintiéndose amenazado”, aseveró Gregorio, de 40 años de edad y originario de Valle de Allende, Chihuahua, aunque radicado en Ciudad Juárez desde hace unos 20 años.

El velador refirió que unos 15 ó 20 días antes de ese atraco había sido víctima de otro robo y explicó que el sector donde se encuentra instalado el taller es peligroso, pues a unas cuadras opera un “picadero”, por ello decidió adquirir el arma de fuego, la cual no es de uso exclusivo del Ejército.

“Estaba dormido, cuando en eso entraron unas personas, iban armadas y me dio temor, ve que a veces roban y matan a uno... y yo tenía con qué responderles y saqué la pistola”, dijo.

“Les grité ¿qué andan haciendo ahí, ¿qué quieren? Ellos salieron corriendo, pero uno como que me quiso apuntar con la pistola, fue cuando le empecé a disparar”, añadió. Luego se le preguntó ¿los correteó? nada más afuerita, en el patio. Exagera la parte contraria al decir que lo correteé dos cuadras. Él cayó en Hipermart, con los balazos fue a caer allá.

Sobre el castigo impuesto Gregorio refirió “se me hace una injusticia porque yo defendí mi vida y qué tal si hubiera sido al revés, no la estaría contando ahorita y a ellos nunca los hubieran agarrado, ese es el problema que hay. Ellos andan como Juan por su casa”, expresó, para luego indicar que tiene serias sospechas de que el robo que sufrió antes de los hechos por los cuales acaba de ser sentenciado fueron perpetrados por las mismas personas.

“En aquella ocasión los ladrones se apoderaron de dos gatos hidráulicos y no pudieron llevarse la herramienta debido a que estaba guardada en una caja grande cerrada con candado y cuando ellos (César Iván Sánchez Corral y Manuel Reyes Sandoval) ingresaron llevaban consigo unas ganzúas para trozar el candado”, explicó.

Además, un tercer hombre, Jorge Abraham López Llamas, los esperaba en el exterior.

Desde el robo del 20 de mayo, la vida de Gregorio ha cambiado. Además de perder su libertad, ha terminado con sus ahorros personales.

“Le di 10 mil pesos a un abogado privado y no volvió, se apellida Navarro. Cuando el ladrón estuvo hospitalizado pagué otros 10 mil pesos de fianza. Pero para mí que a ese hombre ya le habían dado unos balazos cuando cometió otro robo y dicen que además hubo negligencia en el Hospital General, al parecer no lo atendieron bien”, dijo cabizbajo.

Empero, Gregorio afirma que no se arrepiente de no haber escapado al proceso penal iniciado en su contra

Finalmente, el velador confesó “siento un resentimiento hacia la autoridad que no está haciendo su trabajo como debiera, estoy resentido” y agregó “aún necesito que verdaderamente hagan justicia”.  

Mientras continúa esperando, el velador comenzó a estudiar la secundaria e inglés y además se integró a la vida productiva del penal, trabajando como costurero.